Tijuana.- El funcionario del consulado norteamericano, Edgar Flores Santos, fue asesinado informó la Fiscalía General del Estado de Baja California, e indicó que se abrió una carpeta de investigación por el delito de homicidio calificado con el número de expediente 0204-2020-38429.
Del asesinato, el Fiscal General Luis Guillermo Ruíz Hernández, declaró que dos hombres fueron detenidos, sin embargo fue por los delitos de narcomenudeo que se encuentran investigando para fincar responsabilidades y si los detenidos participaron en el homicidio.
Edgar Flores Santos tenía 35 años, era de origen mexicano que trabajaba en el departamento de Agricultura para el Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Planes de Estados Unidos del Consulado, el último reporte fue que circulaba a bordo de un automóvil oficial del consulado, marca Chevrolet, Silverado color blanco con placas consulares BEC-104, en zonas serranas de un área de trampeo para la recolección de insectos en la zona del Valle Redondo, al este de la ciudad.
El joven fue reportado como desaparecido la tarde del miércoles 30 de septiembre y su cuerpo sin vida fue localizado el jueves 1 de octubre a la 14:50 horas en un camino vecinal cercano al Cañón Chupa Cabras de la colonia Valle Redondo en la delegación Presa Rural de Tijuana.
Inicialmente se indicó que el cuerpo de la víctima presentaba nueve heridas hechas por arma de fuego, sin embargo, mediante un comunicado de prensa, la FGE informó que luego de un análisis pericial en materia forense respecto a la muerte de Edgar Flores Santos, empleado del Consulado de Estados en Tijuana, se aclara que las heridas que presentaba el cuerpo, fueron producidas por arma punzocortante.
Y el comunicado continúa: como previamente se informó las lesiones que presentaba el cuerpo eran nueve, y luego de un análisis médico y pericial de la Dirección de Ciencias Forenses de esta Fiscalía, se determinó que las lesiones que presentaba la víctima, fueron hechas por arma blanca, aunque preliminarmente se había informado que pudiera tratarse de lesiones por proyectiles de arma de fuego, lo que hoy se descarta plenamente.